El mapa del Talento en el Tercer Sector

El Tercer Sector emplea a más de medio millón de personas en nuestro país. Su volumen de ingresos, procedentes de subvenciones y ayudas públicas así como de donaciones privadas, representa aproximadamente el 1,4% del PIB de nuestro país.

Sus necesidades de gestión son las mismas que las de cualquier entidad; necesitan recursos humanos, marketing y comunicación, de proyectos, de gobernanza, de planificación financiera, etc.

Un rasgo que comparten la mayoría de las asociaciones y fundaciones es la voluntad de aplicar el ingenio y la capacidad de optimizar al máximo los recursos disponibles para lograr mejorar la vida del mayor número posible de personas. En este punto, contar con profesionales bien formados, cualificados y altamente motivados resulta fundamental.

El Barómetro de Entidades No Lucrativas fue elaborado a mediados de año a partir de la  información de 133 entidades no lucrativas y 268 panelistas. El estudio lo lleva a cabo cada año la Fundación Deloitte, la Asociación Española de Fundraising y la Fundación Lealtad.Los resultados del Barómetro de Entidades No Lucrativas destacan la alta capacitación de los profesionales del Tercer Sector. También señalan una importante brecha salarial respecto al sector privado, que dificulta la captación y retención del talento.

Los perfiles más demandados por las ONG

Los perfiles que más demandan las entidades no lucrativas son los dedicados a la captación de fondos y la gestión de subvenciones. Pero también, y cada vez más, necesitan talento especializado en competencias digitales, expertos en datos y medición de impacto, en estrategia de negocio y en legislación.

Empleo estable, formación y mejora continua

En el ámbito de las organizaciones sin ánimo de lucro encontramos trabajadores altamente cualificados. Según los datos del Barómetro, el 86% de las entidades consideran que sus profesionales cuentan con las competencias necesarias para el desarrollo de sus funciones. Personas que, gracias a sus conocimientos y especialización, incluso en el ámbito de las nuevas tecnologías, están aportando un gran valor no solo a sus propias entidades, sino a toda la sociedad.

Además de contar con equipos cualificados, el 97%  de las entidades ofrece cursos de actualización. La formación es clave para seguir perfeccionando sus competencias y que puedan asumir nuevos retos profesionales. La formación es también un elemento motivacional, como los cursos que se ofrecen desde la Escuela online de El Arte de Pedir para equipos de ONG, que permiten el reciclaje profesional y mantener al equipo al día en técnicas de fundraising.El Tercer Sector tiene una elevada presencia femenina, tal y como ya publicó la Fundación Lealtad en su estudio anual sobre el posicionamiento de la mujer en los órganos directivos de las ONG. El 65% de los puestos de dirección están ostentados por mujeres, y también el 70% de las plantillas en general. Sin embargo, destaca un dato muy positivo que no existe en el entorno empresarial: en los patronatos y juntas directivas la presencia femenina es del 48%, pudiendo hablar de paridad.

Brecha salarial, una lacra que persiste

El Barómetro de Entidades No Lucrativas ha constatado la existencia de una profunda brecha salarial entre las entidades no lucrativas y el sector privado. Esto sin duda dificulta la captación y retención de talento. Con estas condiciones, dos de cada tres ONG reconocen que les resulta complicado encontrar nuevos profesionales cualificados. Por ello, la mitad de ellas recurren a la formación interna para capacitar a sus empleados en el desempeño de nuevas funciones. 

Si la brecha salarial es la principal dificultad para captar talento en el Tercer Sector, el aspecto más vocacional del trabajo en las entidades no lucrativas es lo que permite atraerlo.El talento del Tercer Sector es imprescindible para cumplir su misión y razón de ser y por lo tanto es urgente igualar los salarios que ofrece la empresa privada y las ONG, así como también lo es revisar la pudorosa relación de las entidades sin ánimo de lucro con el dinero. Las entidades no lucrativas necesitan más dinero para captar y retener a los mejores. Y, por lo tanto, han de pedir más, sin pestañear ni sentirse pedantes, para muscular sus finanzas y cuidar aún más a su personal ofreciendo condiciones salariales competitivas y atractivas.

Abundancia e inversión para lograr los ambiciosos propósitos

Abandonar la idea de ser austeros en los gastos de estructura y abrazar una perspectiva de abundancia e inversión, pensando en grande y posibilitando condiciones de trabajo alineadas con los ambiciosos propósitos que tienen entre manos para mejorar la calidad de vida de tantas personas beneficiarias. Si las ONGs quieren crecer, mejorar y transformar vidas, habrá que conseguir mayores fondos para financiar retos que son costosos y que tienen un impacto social incuestionable. Dejar de lado la visión de miseria propia de los pedigüeños y cuantificar con transparencia y ambición la inversión de los cambios deseados es una asignatura obligatoria para muchas entidades. Además los donantes entienden perfectamente este lenguaje de oportunidad y ambición y comprenden que estos cambios relevantes suponen cuantías importantes de dinero.

La cultura del pedir, en todas las áreas de la ONG

Es también urgente extender la cultura de pedir a toda la organización, a todas las áreas, departamentos y grupos de interés, incluyendo las personas voluntarias, la junta directiva y patronatos. Todos somos recaudadores de fondos en potencia y tenemos contactos cercanos y de confianza a quienes podemos persuadir para que apoyen la causa y contribuyan a hacer realidad el propósito, desde un sentimiento de orgullo y aporte colectivo. 

Aquellas organizaciones que normalicen la acción de pedir entre todo su personal tendrán mayor capacidad de atraer fondos y dinero para cumplir su misión desde una perspectiva de abundancia. Aquellos equipos que se resistan a pedir sólo lograrán sostener su razón de ser con restricciones de costes continúas y con políticas que constriñen su capacidad de trascender y transformar la sociedad. 


En resumen, se trata de pedir más para recibir más y por lo tanto dar al personal de la entidad lo que merece por su aporte y contribución, y dar más a las personas beneficiarias, en cantidad y calidad, para cumplir las aspiraciones de la entidad.

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Silvia Bueso

Soy conferenciante, formadora y coach, experta en ‘El arte de pedir’. Te enseño a pedir y conseguir tus objetivos, sin tener que pedir. Despierto la magia de pedirólogos en potencia con mis artículos, talleres y conferencias.

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