Me apuesto a que, en 3 minutos, lo que tardas en leer este artículo, dejarás de entender que pedir es colocar, intimidar o suplicar a los demás. ¿Flipas en colores con lo que te escribo? Prepárate porque lo que vas a leer te va a cambiar la mirada sobre la acción de pedir y te llegará como una bocanada de aire fresco para pedir y conseguir tus objetivos. Y eso te ayudará a ti y a todas las mujeres que hoy pedimos por lograr nuestros derechos.
Busca un lugar tranquilo y, por favor, pon dentro de una caja imaginaria tus miedos, tus creencias limitantes y tu vergüenza. Sólo desde la nueva mirada sobre la acción de pedir podrás conseguir todo lo que te propongas. Así que prepárate para pedir por esa boquita.
¿Qué tú no pides? No es verdad. Todos pedimos, a todas horas y en diferentes facetas de nuestras vidas. Pedimos dinero, pedimos para impulsar nuestro negocio, pedimos para convencer a familiares o al jefe, pedimos para vender, pedimos para conseguir el trabajo ideal o pedimos para tener más tiempo para cuidarnos. En otras palabras, todos somos pedirólogos. Puede que no hayas escuchado esta palabra antes y aprovecho para describírtela. El pedirólogo es una persona que solo pide cuando hay conexión con quien pide, cuando hay intereses compartidos y cuando juntos han encontrado una solución a una problemática que ambas partes quieren resolver.
En resumen, pedir es servir. Y saber pedir y ser pedirólogo pasa por crear relaciones auténticas y genuinas, con la confianza como ingrediente principal, y con la mirada puesta en detectar los intereses compartidos para solucionar un problema común.
Las 10 reglas de oro del pedirólogo te van a cambiar el chip por completo y te ayudarán a hacer realidad tus propósitos.
1. Pedir es servir. Este es el mensaje wow que quiero que interiorices. La palabra servir ya supone la figura del otro: hay dos personas, uno da y el otro recibe, y ambas partes se van turnando para dar y recibir, es un círculo virtuoso. Las dos forman parte de la misma ecuación y se necesitan en algo que sirve y es útil para ambas partes.
2. Cuidar la relación. Celebra que pedir significa cuidar las relaciones, con independencia de si consigues o no tu propósito. Las personas van primero y ya forma parte de tu pasado abordar las peticiones como un atropello a la relación.
3. Crear un diálogo abierto. Como buen pedirólogo eres experto en abrir diálogos ricos en los que escuchas el doble de lo que hablas y fluyes con el momento, aceptando las circunstancias y las emociones que están presentes, lo que te permite calibrar cuando dar el paso de pedir o no.
4. Detectar los intereses compartidos para lograr objetivos de beneficio común. Abandonas el papel de monologuista egoísta para hablar de tu tema y de lo tuyo y te conviertes en el pedirólogo dialogante que hace preguntas y se interesa por los demás. Además, sabes que, si hay empate de intereses, la relación crecerá con el foco puesto en encontrar una solución a un problema que os inquieta por igual.
5. Soltar el control e improvisar, sin un guion rígido. Sueltas el control y dejas que el guion sea improvisado, espontáneo y verdadero, sin forzar ni intentar llevar la conversación a tu terreno para tu egocéntrica meta.
6. Relación es de igual a igual. La relación es de igual a igual, sin jerarquías ni rangos de poder. Pedir no es someterte, rendirte o infravalorarte a quien pides. Las dos partes son necesarias para solucionar un problema común y cada parte aporta lo que más sabe o tiene sin imponerse a la otra.
7. Ser auténtico, fiel a tus valores a tu esencia y manera de ser. Cada pedirólogo es distinto y lo es de verdad, sin máscaras y sin representar ningún personaje de cartón piedra.
8. Explorar soluciones conjuntas. Escucha a tu interlocutor para tantear soluciones para ese problema común. Así el interlocutor se sentirá parte del problema y también de la solución.
9. Ganar la confianza del otro. El pedirólogo es una persona que primero trabaja la conexión con su interlocutor para ganarse la confianza y sólo si se la gana y hay motivaciones compartidas, se plantea hacer una petición ganadora para ambas partes.
La regla de oro 10 es mi preferida y me hace especial ilusión compartirla contigo. Pedir es un arte y es humano. Pedir requiere actitud, generosidad, consciencia y mucho corazón. La nueva mirada sobre la acción de pedir es entender que pedir es crear relaciones mágicas que duren hasta el infinito. Y ahora sé que la magia está en ti para conseguirlo.
Hoy es un día de homenaje. A aquellas mujeres que en 1857 salieron a las calles de Nueva York para pedir mejoras en sus condiciones laborales. A las sufragistas inglesas que vistieron de morado en 1908. A las mujeres que en 1911 pidieron el derecho a votar, a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la formación profesional y a la no discriminación laboral. A las mujeres que desde 1936 celebramos el día de la mujer en España.
Por eso te pido a ti, seas hombre o mujer, que antes de irte del lugar tranquilo donde estás leyendo este artículo, pienses en las relaciones que has creado y te preguntes si has cumplido con las 10 reglas de oro del pedirólogo. Si lo haces, ¡felicidades pedirólogo! Sigue así, estás en camino de lograr tus peticiones. Y si no las has cumplido, ¡felicidades! Porque hoy es el mejor día para mejorar esas relaciones para llevarlas al infinito y empezar a caminar hacia la igualdad y hacia tus sueños
¿Preparada para lograr tus peticiones? Si necesitas ayuda, solo tienes que pedírmela escribiéndome a silvia@silviabueso.com.
Esta entrada tiene 2 comentarios
Genial el artículo y las reglas propuestas! De gran ayuda!
¡Nos alegra que te haya ayudado! ¿Qué consejo será el primero que pongas en macha?