Hemos escuchado la palabra resiliencia hasta la saciedad…. ¿Verdad? En tiempos movidos como los vividos recientemente, ser resiliente ha sido la mejor medicina para tirar pa´lante, para capear la tormenta de dificultades y para remar en dulce de leche defendiendo esos objetivos ilusionantes de tu entidad, negocio o startup.
Seguramente tendrás agujetas en el alma de darte tanto tute y de cambiar las velas de tu barco para surfear las olas de la adversidad y la incertidumbre.
Pedir, ya sea para captar fondos o vender, es siempre un paso valiente. Pedir te lleva a enfrentarte a tus miedos más monstruosos. ¡Ouch! Pedir supone también la oportunidad única para encarar la incertidumbre, el dolor, la rabia y la frustración que tal vez vivirás con cada petición que hagas.
La capacidad de afrontar la adversidad de forma constructiva es propia de las personas pedirólogas. Por ende, las personas pedirólogas son personas resilientes.
¿Te has preguntado alguna vez cuán resiliente eres? Todos lo somos, cada uno a su manera y a su ritmo. Al ser resiliente le dices al mundo que te adaptas con flexibilidad a circunstancias adversas y sobrevenidas, y que además sabes salir fortalecidx de los sucesos traumáticos.
Si algún rasgo tienen en común gran parte de los pedirólogos a los que asesoro es su capacidad de remontada, hasta el punto que muchos han convertido los chungo-moments en aprendizajes sólidos para atraer clientes y financiadores.
Después de trabajar con cientos de pedirólogxs resilientes, quiero compartir contigo los 8 atributos de las personas pedirólogas y resilientes.
8 atributos de las personas pedirólogas y resilientes
Siempre te digo que pedir es un arte y la resiliencia también lo es. Me encanta pensar que la resiliencia es el arte de rehacerte. Es una suerte de reinvención, una cosa bella que podemos hacer que nos pase. Puede que te venga de fábrica, o puede que trabajes para aumentar tu capacidad de resiliencia.
Estos son los 8 atributos te ayudarán a subir el volumen de tu resiliencia:
1.Las personas resilientes piden ayuda. Las personas resilientes son seguras de sí mismas y lo son porque conocen y reconocen sus debilidades y flaquezas, y piden ayuda para enfrentarse a lo desconocido e incierto.
2.Las personas resilientes aceptan el dolor. No lograr cerrar una venta o enamorar a un donante es siempre frustrante y doloroso. Las personas resilientes saben separar las emociones dolorosas de los hechos para afrontar esa dificultad con asombrosa positividad.
3.Las personas resilientes tienen sentido del humor y sonríen. No se trata de burlarte ni carcajearte de las situaciones complejas. El humor y la risa son aliados maravillosos para convertir la tensión o la rabia en alegría y diversión para sobrellevar momentos complicados en la relación con los clientes y donantes.
4.Las personas resilientes ponen foco y atención. Por pequeño que sea el logro o avance, las personas resilientes lo celebran como si fuera un gran hito. Cada paso que te acerca al objetivo es motivo de alegría y siempre una manera de reforzar tu autoestima.
5.Las personas resilientes son perseverantes. Cuando decides perseverar estás creyendo en lo que quieres lograr y desde esa confianza reforzada sabrás abrazar la incertidumbre, cambiando el rumbo si las circunstancias lo provocan.
6.Las personas resilientes se rodean de personas inspira-peticiones. Se rodean de personas que les apoyan, impulsan y admiran por esa genuina capacidad de superar los baches y piedras que se encuentran en el camino.
7.Las personas resilientes toleran la frustración. Estas personas solo miran para atrás para coger impulso y avanzar, y cuidan su lenguaje con ellos mismos para asegurarse de que luchan con todas sus fuerzas para defender sus metas.
8.Las personas resilientes sueltan el control. Cuando la incertidumbre llama a la puerta, la persona resiliente sabe soltar el control para ganar en flexibilidad y soltura para encarar los desafíos sobrevenidos.
Mi último libro ‘De darlo todo a pedir lo que te dé la gana’ (2022, Editorial Planeta. Libros Cúpula) incluye un ejercicio sobre el arte de pedir en tiempos inciertos. En él planteo unas preguntas de reflexión cuyas respuestas están pensadas para que te conozcas mejor, al enfrentarte a posibles baches o complicaciones.
Ahora que ya sabes qué atributos tienes y cuáles reforzar para ser un pedirólogx resiliente, te pregunto: ¿qué aprendes tú de la adversidad?
¡Aviva tu resiliencia!