Hace unas semanas me llegó una petición desesperada. Marisa había ejercido durante muchos años como coach sin lograr ganarse la vida de ello. Esta situación la llevó a una situación económica al límite, a contactarme y a pedirme ayuda para retomar su pasión y ver cómo vivir de ella. Pedir ayuda es un paso de valientes y siempre un buen altavoz para recibir apoyo y salir adelante.
Cuando Marisa me contactó, una de las preguntas que me hizo fue cómo tirar para adelante teniendo ya 46 años. Su pregunta, bien honesta, me ha llevado a escribir este artículo, que se lo dedico a Marisa y a todos los que alguna vez nos hemos sentido como ella.
Mi respuesta a su pregunta fue contundente: uno siempre está a tiempo de tomar las riendas de su vida. No hay edad que actúe como límite o barrera. Tú decides sin que la edad que marque tu DNI te mande. Siempre es buen momento para tomar decisiones conscientes y luchar por tus sueños. Yo misma tampoco hace tanto tiempo -sobrepasando mis 40 años- que me puse en serio con mi proyecto de ‘El arte de pedir’ y te aseguro que no me va nada mal, que tuve mucho miedo de dar el salto y que ahora es de las cosas de las que estoy más orgullosa de haber hecho. Así que, ¡manos a la obra!
Seré sincera contigo y te diré cómo he logrado conducir mi vida, sin por ello haber tenido que lanzarme por un precipicio o saltar al vacío con una venda en los ojos. Mi cambio ha sido consciente, arriesgado, incómodo e incierto. Estas 4 palabras han sido mi brújula. Te cuento y espero que mi historia te dé luz para marcar el rumbo de tu vida:
- Toqué fondo antes de tomar la decisión de luchar por mi sueño. Durante muchos años me ha encantado mi trabajo y fue mi última experiencia trabajando para una empresa, de la cual estoy muy agradecida, la que me enseñó que necesitaba un cambio radical. Me levantaba por la mañana con desidia y apatía total, y gracias a esas sensaciones y a pedir ayuda externa, supe que mi propósito de vida estaba cambiando y que solo yo podía dar un giro a mi vida. Escuchar mi cuerpo y nombrar lo que sentía me ayudaron a tomar consciencia de lo que quería y de los tremendos miedos a los que tenía que enfrentarme.
- Todo puede ir a peor cuando tomas la decisión valiente de cambiar y crecer como persona y profesional. Decidí decir adiós a la nómina, tras dudar y boicotearme continuamente, y 5 días más tarde me atropelló un coche yendo yo en moto. Aún recuerdo decirle al conductor del coche, a los enfermeros de la ambulancia y al cirujano que me operó que yo era profesional autónoma y que no podía permitirme estar parada. Estuve 8 meses de baja y por mi boca solo salían palabras burdas y groseras fruto de mi frustración y rabia. De nuevo, parar me enseñó a pensar más y a ordenar mis ideas y proyectos de ‘El arte de pedir’. Tuve tiempo y el tiempo me inspiró para escribir el libro ‘El arte de pedir para conseguir tus objetivos’ y sobre todo a celebrar que yo era ideadora de un método que me había ayudado a mí y que me ilusionaba pensar que ayudaría también a tantas personas como tú.
- Mi principal miedo al dar el paso de crear mi propia empresa era si sería capaz de ganarme la vida con mi proyecto. Te diré que sigue siendo aún mi principal reto y que estoy aprendiendo a mantener una relación distinta con el dinero. Ahora me valoro y sé que mi tiempo vale porque ayuda a los demás, y por lo tanto, soy respetuosa con las tarifas de mis servicios. Al respetarme y ponerme en valor, me llegan los clientes adecuados. Cada año, en septiembre, marco mis objetivos de ingresos y de gastos, y defino qué volumen de servicios he de vender para lograr estas metas empresariales. Y, además, cuento con un equipo de expertos externos que me apoyan y me dan su criterio para avanzar y crecer. Te diré que contar con estas voces expertas ha sido una de las decisiones de las cuales estoy más orgullosa. Crezco gracias a ellos y ellos crecen gracias a mi y a todas las oportunidades que surgen. Es un auténtico tsunami de generosidad. Y gracias a ello ahora no me preocupa ganarme la vida, porque la vida es algo que todos tenemos. Ahora solo intento disfrutar de ella compartiendo El Arte de Pedir.
- Ahora abrazo todas las situaciones y decisiones incómodas que tomo. Lo incómodo me enseña que me estoy atreviendo, que estoy luchando por mi propósito y que me estiro como profesional y persona para que mi sueño ayude a muchas personas.
Las riendas de tu vida las llevas tú y de ti depende lograrlo. Te aseguro que es un camino difícil, complejo, lleno de altibajos y aprendizajes, y también sé que si te das el permiso de equivocarte te estarás dando la oportunidad de acertar. Y no hay mejor o peor. Puede que el camino que elijas sea incorporarte al proyecto de otra persona, a una empresa. O emprender ese sueño que aparcaste un día. Sea lo que sea, no mires la edad de tu DNI. Recuerda que has vivido lo que necesitabas para que, justo ahora, puedas disponer de todo el conocimiento y experiencia para que puedas afrontar el siguiente reto.
¿Preparado/a para disfrutar de él?