Llámame optimista o ingenua. Para mí el desacuerdo es la antesala para el acuerdo, sin importar si el punto en común representa mucho o poco de la perspectiva que ofrece cada uno.
Cuando uno nombra y reconoce el punto de desacuerdo en una relación, es cuando más posibilidades tiene la relación de ser duradera, tolerante, rica y consciente. Aceptar y nombrar la diferencia requiere coraje, y es un gesto que denota respeto y compromiso en la relación. Se trata de poner el foco en la conexión, interesándote por el otro y abriéndote para conocerle mejor, sin querer arreglarle, cambiarle sus ideas o imponerle tu punto de vista.
Aceptar la diferencia requiere sostener que tanto tú razón como la de los demás son válidas. No se trata de querer imponer tu razón sobre la de los demás, ni tampoco lastrar, menospreciar o juzgar los puntos de vista alejados de los tuyos.
Ante el manifiesto desacuerdo, puede que hayas sentido la necesidad de romper la relación a modo ‘no te estoy amigo y no quiero que nos veamos más’. Esta reacción es normal y, por cierto, muy habitual en las relaciones cotidianas. Sin embargo, esta mirada tajante tiene elevados costes relacionales, ya que tenderás a relacionarte con las personas con creencias parecidas a las tuyas. Para mi, descartar o limitar relaciones no es una opción.
Está claro que tú puedes decidir con quién relacionarte y con quién no. Sin embargo, es también habitual que tengas que apañártelas para convivir con personas que no eliges, tanto en tu vida personal como profesional. ¿No me crees? ¿Qué tal te llevas con las personas que has tenido como superiores jerárquicos en tu empleo? ¿Y con tu familia política?
Por eso te invito a abrir la mirada y ponerte las gafas de ‘estoy de acuerdo con el desacuerdo’. Con estas lentes, podrás dar la bienvenida a diferentes puntos de vista, y al mismo tiempo disfrutar de este tipo de relaciones riéndote, abriendo ricos y generosos diálogos, y aprendiendo el uno del otro.
Lo importante no es lo que nos diferencia, sino lo que nos aporta está diversidad de pensamientos. No se trata de tener la razón, sino de encontrar nuestra razón para nuestra relación. La clave está en encontrar coincidencias y puntos en común que permitan que nuestra relación viva, aceptando lo que nos separa y poniendo el acento en lo que nos une.
Quiero que pienses ahora en una persona con quien tienes un gran desacuerdo y te hagas las siguientes preguntas:
- ¿Qué aprendo de esta persona que tiene una perspectiva diferente
- ¿Qué impacto tiene esta persona desde la perspectiva que defiende?
- ¿Qué tenemos en común?
- ¿Cómo podemos disfrutar juntos de nuestra relación?
El desacuerdo siempre está presente en nuestras vidas. Todos somos diferentes y está bien. Se trata de ser amable contigo mismo y con los demás, sean cuales sean las diferencias. Se trata de ser generosos, respetando la diversidad de planteamientos. Porque la generosidad es la llave para vivir relaciones mágicas y duraderas.