silvia bueso pesan los años

¿Te pesan los años, pedirólogo?

Si te sale a ti o a tu equipo humo por las orejas, este artículo puede que te ayude a volver a sentir mariposas en tu estómago y a ir cada día al curro con un chute de motivación y ganas en mayúsculas.

Es normal, y también muy habitual, sentirte en algún momento frustrado/a, agotado/a e incluso quemado/a en tu curro, ya seas comercial, captador/a de fondos, manager de un equipo o estés en una start-up o buscando tu trabajo más soñado. Somos humanos y por lo tanto, somos imperfectamente perfectos y es bien digno que en algún momento de tu carrera profesional te hayas sentido desgastado/a en tu trabajo y con ganas de tirar la toalla y pirarte para buscar oportunidades más guays para ti.

Como compartí en el taller, que impartí en el XIX Congreso de Fundraising, yo he vivido este tiovivo emocional en mi propia piel. Puede que empezara súper conectada a mis nuevas responsabilidades profesionales y al cabo de unos dos o tres años, es mi reloj motivacional, y debido a factores internos y externos, sintiera ganas de salir corriendo de esa oficina.

Lo que quiero decirte es que lo que te pasa a ti y a tu equipo es muy normal. Nos han enseñado a entrar y a firmar los contratos para iniciar un nuevo proyecto. Creo que estamos menos entrenados para tomar, de forma consciente y serena, la decisión de quedarnos o bien decidir dar el paso valiente de buscar otro curro.

La palabra aquí es ser consciente. Ser consciente significa conocerte y entender cómo vives tú la situación cuando el trabajo es pesado, desgastante y agotador para ti, sea cual sea el motivo. Puede que los motivos que hayan creado ese contexto estén relacionados con el liderazgo del jefe, con el ambiente entre compañeros, con la carga de trabajo, con despidos o decisiones que te han roto el alma, o en el trato que ves que la compañía da a sus empleados. También puede suceder que tu propósito haya cambiado, desde el día que te incorporaste a ese trabajo, ya sea porque has vivido cambios importantes en tu vida personal, tus prioridades sean distintas o tal vez porque algún acontecimiento difícil te ha cambiado la mirada sobre quién eres. Los motivos pueden ser bien diversos.

Durante unos largos años, el miedo me tenía poseída en el trabajo. Cada lunes
deseaba que fuera viernes, y necesitaba una grúa para levantar mi cuerpo de la cama. Mi cuerpo se estaba revelando ante el desgaste y apatía profesional que sentía. Mi motivación principal para ir al trabajo era pensar en la hora de salida. Reconozco, y con el tiempo lo veo más claro, que haber alargado mi estancia angustiante y desmoralizante sacó lo peor de mi. Toda mi rabia me convirtió, en ocasiones, en la chica tóxica de la oficina. A veces, sin tener siempre la intención, escupía mensajes delante del equipo que merecen que hoy pida perdón y acepte que yo estaba más quemada que el mapa de Bonanza. Era como un ogro en Mordor, enfadado con el mundo

¿Te reconoces en mi yo de hace unos años? ¿Te resuenan alguna de estas
situaciones? En ese caso voy a compartir contigo técnicas para que tomes la decisión, ya sea de quedarte -para volver a sentir mariposas en el estómago- o bien decidas dar el paso valiente de buscar otras opciones laborales que te den alas y te ayuden a recuperar ese chute de motivación y satisfacción que tanto buscas y mereces.

No se trata de buscar soluciones ‘pim-pam-fuego’, sino que hagas un ejercicio de consciencia, de saber qué te está pasando, qué estás sintiendo, qué valores se están removiendo y qué otras alternativas o circunstancias tienes que provocar -sin sentir que saltas al vacío- para decidir qué paso dar. Estas son las preguntas que te invito a que respondas. Léelas todas y tómate tu tiempo para responder.

  1. ¿Cómo me siento en un curro que me hace sentir insatisfecho/a y nómbralo?
    De mi época como chica tóxica, sentía rabia, dejadez y era muy crítica con los demás,
    cuando realmente tenía que serlo conmigo misma y cambiar mi puesta en escena.
  2. Cuéntame más. Te invito a que compartas cómo te sientes con las personas que tú decidas y respondas a la siguiente pregunta: ‘Si tu emoción o sentimiento -estando quemado/a- fuera un objeto- ¿cuál sería? Mi objeto era el felpudo que todos pisaban y ensuciaban.
  3. Pide ayuda en mayúsculas. No siempre tenemos la respuesta para todo y va muy bien crear una patrulla de apoyo. Tal vez recuerdes, lo he escrito en algunos artículos del blog, que 5 días después de dejar mi trabajo con un sueldo fijo y dedicarme 100% a ‘El arte de pedir’, me atropelló un coche yendo en moto y estuve 9 meses de baja. Las circunstancias, sin yo elegirlas, fueron terribles, y lo que sí elegí fue rodearme de gente vitamina y contraté a un coach para acompañarme a vencer esas dificultades.
  4. Visualiza la solución y concrétala. Pregúntate a qué dirás que sí y a qué dirás que no en el caso que decidas quedarte en esa oficina que tanto odias o bien decidas buscar nuevos retos. Una de mis principales decisiones fue dejar de quejarme, relativizar más y hacer más deporte para sacar mi rabia sudando la camiseta y no lanzando torpedos por mi boca.
  5. Reconocimiento. Te invito a que preguntes a gente de tu círculo de confianza qué les gusta de ti, qué habilidades genuinas te ven y qué proyectos te ven desarrollando. Las respuestas serán tu gasolina para tomar consciencia y reflexionar sobre los pasos que quieras dar.

Abrázate fuerte ahora y celebra que has contestado a cada una de estas preguntas, además de pedir ayuda. No estás solo/a y cuando pides ayuda no muestras debilidad, sino todo lo contrario. Pedir ayuda es meter a gente en tu mochila y hacerles sentir bien por contribuir a que tú sientas que tus pilas están cargadas de nuevo de entusiasmo e ilusión. Esta vez pides ayuda tú y en otra ocasión otros te la pedirán a ti.

Esto es generosidad en estado puro.


➡️Si quieres que dé una charla o taller para sacarle punta a la motivación de tu equipo
para que se coman el mundo y consigan los objetivo, escríbeme a
pideme@silviabueso.com y nos ponemos manos a la obra.

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Silvia Bueso

Soy conferenciante, formadora y coach, experta en ‘El arte de pedir’. Te enseño a pedir y conseguir tus objetivos, sin tener que pedir. Despierto la magia de pedirólogos en potencia con mis artículos, talleres y conferencias.

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